El fruto de otra larga noche
La apuesta diaria desde el génesis,
sombra en el umbral como cicatriz de lo desconocido.
Acertijo de las cosas insondables,
conjuro de vida expuesto de cuerpo entero;
orfebrería en plena aurora.
El poema como mortaja del mundo
en la cadencia del tiempo.
Los colibríes, huéspedes de honor en el amanecer fulgurante;
revelación en el escenario de la incertidumbre.
Apremio por los códigos marchitos,
desnudez del miedo que moja la pólvora,
fatiga en el reino ante el desprecio del soberano.
Anuncio de lo sagrado en el borde de lo efímero,
alusión de las aristas que queman las hendiduras del alma,
alucinación como recoveco que envuelve a la muerte.
El poema en el hermético palpitar peregrino,
huella y caricia en el corazón con armadura de celofán,
sonido de viejos acordes que retumban en la memoria de los otros,
angustia que decanta su propia sombra,
luz y senda que despierta el apetito de la luna voraz.
Ángel cubierto de flores
Ha muerto
un niño
como ventisca
como martirio
como lágrima
en la tarde de callado frío.
Inocencia perturbada
en la cavidad interna
semilla y arrebato en la tempestad
relicario de orfandades.
Primavera marchita
en su diminuto cuerpo
que estremece
como relámpago prematuro
en el abismo.
Fulgor apagándose
antes de nacer.
Llanto al final del túnel.
Travesía inconclusa
en la penumbra.
Brazos extendidos al cielo,
alas de ángel que se acallan sin violín.
Furia en el vacío púrpura.
Estrella detenida
como bruma inmóvil.
Corazón desvalido
en los altares del cáliz amargo.
Flores en sus huesos
yacen
junto a la angustia
de los vivos.
LII
Vuelvo al poema
como seducción en la escapatoria,
como relicario de orfandades,
como lascivo encanto
en la triste noche,
como hojarasca sin una pizca de viento,
como aluvión que devora la siembra,
como abismo que carcome el sueño,
como derrota cuya consecuencia
oculta la ceniza,
como sombra que se asemeja a tu ausencia,
como relámpago en la intemperie,
como insomnio que deja los ojos inflamados
en el cuerpo del animal en llamas.
Vuelvo al poema…
“Ángel cubierto de flores” y “LII” han sido publicados previamente en (2019) Íntimos fragmentos. El Ángel Editor.
“Learning Talmud” de Samuel Hirszenberg
| Aníbal Fernando Bonilla (Otavalo, Ecuador, 1976). Docente universitario. Columnista. Máster en Estudios Avanzados en Literatura Española y Latinoamericana y Máster en Escritura Creativa por la UNIR. Licenciado en Comunicación Social. Autor de Tránsito y fulgor del barro (2018), Íntimos fragmentos (2019), Tesitura inacabada (2022), entre otros. Finalista del Premio Nacional de Poesía Paralelo Cero 2018, y del III Premio Internacional de Poesía de Fuente Vaqueros 2023. Columnista de El Telégrafo (2010 y 2016), y hoy de El Mercurio. Colaborador en varias revistas digitales. Sus intereses son la literatura, el periodismo, la cultura y la investigación académica. Ha publicado en Revista Poemame, La Raíz Invertida, Taller Igitur, Revista Altazor, Letralia, Kametsa, entre otras. |
